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Introducción
La desnutrición calórico-proteica es la deficiencia nutricional con mayor prevalencia en los pacientes hospitalizados. La misma, en la población pediátrica hospitalizada, es del 6 a 51%, y puede alcanzar hasta un 65% en el paciente crítico pediátrico . Determinar el estado nutricional por medio de una estrategia efectiva puede ayudar a identificar precozmente la desnutrición e iniciar inmediatamente una adecuada terapia nutricional. Al mejorar el estado nutricional, mejora el estado clínico disminuyendo el riesgo de morbilidad y mortalidad, reduciendo la estadía hospitalaria y, por lo tanto, los costos hospitalarios.
Las herramientas usadas para estos fines deben ser efectivas, económicas, no invasivas, breves y sencillas de conducir. Es importante, que pueda ser sostenible en el tiempo, y que la pueda replicar cualquiera de los integrantes del equipo de salud. También, que se adapte a las necesidades de la población con la que se está trabajando y que permita la optimización del tiempo invertido en el proceso general de implementación de una correcta terapia nutricional.
Según las Guías de la European Society for Clinical Nutrition and Metabolism (ESPEN, 2002) las herramientas de tamizaje o screening nutricional son desarrolladas con el objetivo de detectar depleción energético-proteica y/o para predecir si existe riesgo de desarrollar desnutrición, o bien, que la condición actual empeore. Es por ello que ESPEN propone que toda estrategia debería contemplar los siguientes principios:
1. ¿Cuál es el estado nutricional actual? Si contamos con datos de peso y talla podemos calcular el índice de masa corporal (IMC). Si bien tiene algunas desventajas en niños y adolescentes, el IMC es el indicador más aceptado para relacionar peso y altura, de una forma rápida y sencilla.
2. ¿La condición es estable? Este ítem considera la pérdida de peso reciente. Una pérdida de peso involuntaria de más de 5% en 3 meses, es generalmente considerada como significativa, lo que puede poner al paciente en riesgo de desnutrición; situación que no es detectada por el interrogante anterior. Como por ejemplo, una pérdida de peso significativa en un paciente obeso, asimismo, puede predecir riesgo de depleción nutricional en un futuro dependiendo de los siguientes principios, 3 y 4.
3. ¿La condición empeorará? Este principio se vincula con los cambios en la ingesta. Esta pregunta puede ser respondida preguntando si la ingesta de alimentos ha disminuido hasta el momento del screening, y si es así, por aproximadamente cuánto tiempo.
4. ¿El proceso de la enfermedad acelerará el deterioro nutricional? El proceso puede aumentar los requerimientos nutricionales debido al estrés asociado a una enfermedad grave (cirugía mayor, sepsis, politraumatismo), causando un deterioro abrupto del estado nutricional.
Cabe destacar que las variables contempladas en los principios 1 a 3 deberían estar presentes en toda herramienta de tamizaje, mientras que el principio 4, es sólo relevante para aquellos pacientes que se encuentran hospitalizados4.
El objetivo de esta revisión es describir las herramientas o estrategias de tamizaje nutricional desarrolladas en estos últimos 14 años. Para ello, se realizó una búsqueda de la literatura utilizando motores de búsqueda tales como: PubMed y Scientific Electronic Library Online (SciELO). Las palabras claves utilizadas fueron: screening, tamizaje, pediatría, desnutrición. Se estableció un período de años como criterio de búsqueda, desde el año 2000 hasta el 2015 inclusive.
Resultados
En los últimos 15 años, se han desarrollado diversas herramientas de tamizaje nutricional en pediatría (Figura 1).
Año 2000
SCORE DE RICOUR
Sermet-Gaudelus, et al.5 evaluaron el riesgo nutricional prospectivamente en 296 niños desde el 1er mes de edad hasta los 18 años. Concluyeron que los factores que afectan el estado nutricional eran: la ingesta menor al 50% de los requerimientos durante las 48 h previas a la internación, el dolor
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