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¿Cómo fueron sus primeros pasos por la Escuela de Nutricionistas-Dietistas?
Mis comienzos fueron como instructora, ad-honoren, a dedicación exclusiva, acompañando a la directora de la carrera, Dietista Telma Caputti, en la organización y puesta en marcha de la Escuela. Recién en el año 1970 se aprobaron la estructura y el presupuesto, por ende pasé a tener un cargo rentado. El primer nombramiento que recibí fue el de Jefe de Trabajos Prácticos a dedicación exclusiva y culminé mi carrera docente como Profesora Titular de la Cátedra de Nutrición en Salud Pública.
¿Qué nos puede contar de los primeros años de la Escuela de Nutrición? ¿Cómo era la formación del Dietista en ese momento y cuál era la inserción laboral que tenía?
Los primeros años de la Escuela de Nutricionistas-Dietistas fueron de intenso
trabajo, dado que perseguíamos no sólo un cambio curricular sino también una ampliación del campo laboral y mayor independencia e identificación profesional.
Nuestra profesión nació en el año 1935 con la creación de la carrera de Dietista que se cursaba en el Instituto Nacional de Nutrición dependiente de la Secretaría de Salud Pública de la Nación. Esta Escuela fue pionera en Latinoamérica y formaba profesionales cuya inserción laboral era esencialmente la clínica de la nutrición, la organización de servicios de alimentación y la educación alimentaria.
Nuestras primeras colegas honraron la profesión, logrando que ésta fuera reconocida y respetada tanto en el ámbito nacional como internacional.
Egresé de la Escuela de Dietistas en el momento de su ocaso, el Instituto Nacional de Nutrición fue disuelto y la función docente (carreras de Dietistas y de Médicos Dietólogos) fue trasladada a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
Los inicios en la UBA no fueron fáciles, la carrera comenzó a funcionar con estructura y presupuesto no aprobados, con muchas limitaciones. La actividad docente se pudo llevar a cabo gracias a la buena voluntad de colegas y no colegas que aportaron horas de trabajo para poder cumplir con la currícula. Recuerdo que con la Señorita Telma Caputti compartíamos doce horas de trabajo diario, alternando la tarea docente con la organizativa.
Dos hechos se conjugaban como definitorios para el engrandecimiento de la profesión:
- el cambio curricular que traería aparejada la apertura de nuevos campos laborales y
- la obligatoriedad que la carrera fuera dirigida por un profesional egresado de la misma (según decreto de creación).
Estas dos circunstancias nos permitirían alcanzar con plenitud la independencia profesional. Comenzamos a intercambiar nuestras experiencias mediante el órgano de difusión de la AADyND y en reuniones científicas propias. Recuerdo al respecto las entrevistas que, junto a la Dietista Lydia Esqueff, mantuvimos en la empresa Kasdorf, para pedir colaboración económica y hacer nacer nuestra Revista DIAETA.
A sólo dos años de la creación de la carrera en la UBA, un grupo de profesionales sentimos la necesidad de reunirnos en un ámbito científico. Por ese motivo organizamos la Primera Reunión de Nutricionistas-Dietistas, que luego pasó a ser el Congreso de Graduados en Nutrición.
Esos primeros años, sin lugar a dudas, fueron de intenso trabajo pero muy fecundos para la profesión.
El desarrollo de las Carreras de Nutrición es abrumador en los últimos años, con varias Escuelas de Nutrición nuevas, tanto públicas como privadas. ¿Cuál es su reflexión en relación a este crecimiento de las Carreras de Nutrición? Consecuentemente, ¿cuál es su opinión sobre la Ley de Ejercicio Profesional actual?
Me preocupa el crecimiento desmedido de las carreras de nutrición. En la última década la educación terciaria se ha convertido en un negocio interesante para las universidades privadas aunque no siempre se ha acompañado de calidad educativa. Las oportunidades laborales para los egresados no han aparejado este desarrollo.
Estimo que resultaría de interés censar a todos los profesionales egresados en los últimos quince años para conocer qué porcentaje se encuentra trabajando en la profesión y en qué campos la desarrolla. Asimismo, podría ser valioso que las Asociaciones de Profesionales pudieran evaluar la calidad docente en las diferentes casas de estudio y poner en marcha un sistema de acreditación para asegurar mayor equidad en el momento de inserción laboral.
En cuanto a la Ley de Ejercicio Profesional, en un futuro cercano será necesario revisarla por la ampliación de los campos laborales en estos últimos veinte años.
¿De qué manera piensa nuestra profesión en el mundo actual y futuro próximo en Argentina y la región?
Pienso que nuestra profesión tendrá grandes posibilidades de ser ejercida en nuevos ámbitos en la medida que los profesionales intensifiquen los conocimientos propios del área seleccionada. Tenemos una formación muy amplia pero no siempre intensiva en algunos temas.
La incursión en la agroindustria, asesorando desde el punto de vista nutricional, el trabajo en equipo dentro del ámbito de la biotecnología que permitirá alimentar a un mundo en expansión, la participación en las áreas económico-sociales para la evaluación, prevención y reversión de la malnutrición que acarrea la pobreza; son solo algunos ejemplos de nuestras posibilidades de crecimiento profesional.
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