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Introducción
El enfermo neurocrítico, considerado como aquel con traumatismo craneoencefálico (TEC), hemorragia subaracnóidea, accidente cerebrovascular isquémico o hemorrágico, o patología tumoral, desarrolla una respuesta hipermetabólica e hipercatabólica relacionada a la gravedad de la lesión cerebral. La duración de dicha respuesta metabólica es prolongada, por lo que el soporte nutricional especializado en estos pacientes es totalmente necesario para contrarrestar el hipercatabolismo y preservar la masa magra, ya que disminuye el riesgo de mortalidad. (1)
La hipoglucemia y la insulino-resistencia son frecuentes en patologías severas y se asocian a resultados adversos. La hiperglucemia es común en pacientes con enfermedades agudas, incluyendo a los que necesitan tratamiento en unidades de cuidados intensivos. La ocurrencia de hiperglucemia, en particular de hiperglucemia severa, se asocia con un aumento de la morbilidad y mortalidad en una variedad de grupo de pacientes, pero los estudios que examinaron los efectos de controles estrictos de glucemia tuvieron resultados contradictorios. (2 - 9)
Por tal motivo, el objetivo del presente documento es brindar lineamientos de posición con respecto al manejo de hiperglucemias en el paciente neurocrítico.
Marco teórico
Los pacientes neurocríticos presentan frecuentemente hiperglucemias, producto de las alteraciones en el metabolismo de la glucosa propias del estrés metabólico según el tipo, severidad y estadio de la lesión cerebral. La hiperglucemia está relacionada con un incremento en la tasa de infecciones, de daño neurológico y un aumento de la morbimortalidad. Produce efectos perjudiciales en la enfermedad cerebral aguda, entre los que podemos mencionar: el estrés oxidativo mediado por la glucosa, la activación de citoquinas inflamatorias, la excitotoxicidad mediante la activación del receptor N-methyl-d-aspartato. (1, 10)
La actividad cerebral requiere un alto consumo energético dependiente del consumo de oxígeno y glucosa. Las fuentes energéticas son aportadas por el flujo sanguíneo cerebral. La glucosa cerebral depende en forma lineal de la plasmática, aproximadamente el 30%. El aporte debe ser continuo, debido a que el cerebro no dispone de reservas y el depósito de glucógeno se agota rápidamente. La demanda cerebral de glucosa es de 5 mg cada 100 gr. de tejido por minuto, lo que sería aproximadamente 140 gr. al día de glucosa. (10)
Cuando se produce el daño cerebral aumenta la utilización de la glucosa como mecanismo de protección, esto sucede durante un corto período, luego cae la utilización de la misma. En este periodo, la aparición de episodios convulsivos, hipertensión endocraneal e hipoglucemias, aumentan las demandas del tejido deteriorando aún más las reservas. (10)
Por otra parte, se ha visto que una reducción drástica en los valores de glucemia por controles estrictos favorece un incremento en la relación lactato-piruvato y glutamato del cerebro, aumentando el daño cerebral. La hipoglucemia incide en el desenlace del paciente neurocrítico con aumento de la mortalidad. Las áreas más susceptibles a la hipoglucemia son la corteza cerebral, el hipocampo y el cuerpo estriado. (10, 11)
El gradiente entre los valores plasmáticos y cerebrales de glucosa es de 110 – 126 mg/dl, lo que sugiere unos ajustes más amplios en el control de estos pacientes (1).
Según la American Dietetic Association (ADA), la hiperglucemia en pacientes hospitalizados, independientemente de su causa, está inequívocamente asociada con resultados adversos. Varios ensayos clínicos en pacientes críticos no han podido demostrar una mejora significativa en el riesgo de mortalidad con el control intensivo de la glucemia frente al manejo convencional (<180 mg/dl), o incluso han demostrado un aumento del riesgo de la misma. Asimismo, se han analizado la relación entre los niveles de glucosa en suero y en cerebro, y se ha descubierto que los protocolos intensivos de insulina dirigidos a mantener un nivel de glucosa en suero ajustado (79 a 109 mg/dl) pueden comprometer el metabolismo cerebral, llevando a reducciones importantes en los niveles de glucosa intersticial cerebral. (4-6,12)
Según el consenso de la ADA, la hiperglucemia se define como un nivel de glucemia >140 mg/dl.
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