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Introducción
La Hipoxia Hipobárica (HH) hace alusión a la disminución de la presión inspirada de oxígeno (PiO2); que se origina por la reducción de la cantidad de oxígeno aportado a las células, provocando un menor suministro de O2 al interior de la mitocondria; este hecho limita, además, la generación del Adenosín Trifosfato (ATP) y con ello su disposición para el cumplimiento de los procesos vitales. La HH suele ser un efecto frecuente de la exposición a grandes alturas (1).
De acuerdo con el tiempo de exposición que tenga la persona a ciertas alturas según metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m), la HH puede ser clasificada en: aguda, cuando la exposición es corta, es decir, de segundos o minutos y crónica, cuando la permanencia es de días e incluso meses; esta a su vez se subdivide en: continua e intermitente, siendo esta última, la que produce mayores cambios fisiológicos (2).
Entre las condiciones de “riesgo” descritas para el desarrollo de la HH se encuentra el desempeñarse laboralmente a altitudes entre 3.000 y 5.500 m.s.n.m. por un periodo superior a los 6 meses, con permanencia mínima del 30% de ese tiempo, en turnos intercalados entre dichas altitudes y descansos a baja altura (3).
Se ha reportado, además, que entre los signos asociados al síndrome de HH en personas que trabajan a grandes alturas, se encuentra insomnio (70%), el cual se da con mayor intensidad en las dos primeras noches de exposición; anorexia (38%), náuseas, mareos, falta de apetito (27%) y pérdida de peso, entre otros (4).
La pérdida de peso asociada a HH, se debe quizás a que la exposición a elevadas alturas de forma consecutiva, propicia a la reducción del apetito debido directa o indirectamente a la hipoxia; también se describe, una absorción deficiente de nutrientes, pérdida de la masa muscular por la falta de ejercicio y/o efectos directos de la hipoxia sobre la síntesis de proteínas. La suma de estos factores, puede ocasionar fluctuaciones en el estado nutricional del individuo (5).
Luego de los 4.000 m.s.n.m., hay reducción del tamaño de las fibras musculares y, por encima de los 5.000 m.s.n.m, pérdida de la masa muscular. Este efecto podría ser atribuible a la disminución de la insulina, lo que, a su vez, reduce la captación de glucosa y síntesis de glucógeno muscular. Al haber descenso de la masa muscular, se percibirá una disminución del peso corporal; aunque es importante destacar, que existirá la preservación de los depósitos grasos (5,4).
Lo expuesto con anterioridad, sitúa entonces a quienes trabajan a elevadas alturas, a una condición de vulnerabilidad, tanto para el detrimento de su estado nutricional como para el desarrollo de enfermedades crónicas no trasmisibles (ECNT), debido a los efectos de la altura sobre el metabolismo (6). Las ECNT lideran las listas de morbimortalidad a nivel global. Datos reportados para Venezuela en 2016, indicaban que, entre las principales causas de mortalidad de este país, se encontraron las enfermedades crónicas degenerativas con 51,12%, distribuidas en infarto agudo al miocardio (13,77%), cáncer (15,42%) y diabetes (7,64%), entre otras (7).
En Venezuela, específicamente en la ciudad de Mérida, se encuentra uno de los sistemas de teleféricos más altos y largos del mundo, el “Mukumbarí”. Su altura geográfica comprende entre 1.577 m y 4.765 m.s.n.m. Dado a los efectos que tiene las grandes alturas sobre el estado nutricional y en la salud de las personas y, la carencia de investigaciones realizadas en trabajadores de sistemas de teleférico; surge esta investigación, cuyo propósito es relacionar el estado nutricional y la saturación de oxígeno en empleados del mencionado sistema de teleférico.
La realización de esta investigación permitió caracterizar desde un punto de vista antropométrico, las condiciones de salud de los trabajadores de un sistema de teleférico; grupo social vulnerado, ya que son realmente escasos
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