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de carbono totales (HC) y fibra y la ingesta máxima recomendada de azúcares. Cuando a la recomendación de HC (250g en una dieta de 2000 kcal) se le sustraen los valores recomendados de fibra (entre 25 g y 28 g), los azúcares intrínsecos de lácteos (aproximadamente 25 g para la recomendación diaria de 3 porciones) y la ingesta máxima recomendada de azúcares agregados (50 g), el remanente (150 g) corresponde al aporte de almidones más los azúcares intrínsecos de hortalizas y frutas. Este valor es similar a la recomendación de almidones del Comité Científico de Nutrición de Gran Bretaña: 160 g. Este valor de recomendación de almidones incluye a ambos tipos de productos, los que tienen mayor y menor contenido de fibra. Para poder diferenciar una recomendación de consumo y asignar cantidades en la CSA, se tomó en cuenta que el aporte de fibra debe provenir del contenido aportado por hortalizas y frutas (en conjunto aproximadamente 11 g) y el aporte de los cereales refinados y panificados, que suele ser bajo (ej. 100 g aportan no más de 3 g de fibra). Suponiendo un consumo de 100 g de cereales refinados, hay un remanente que puede alcanzar unos 14 g de fibra que se requiere sean aportados por granos, cereales integrales y legumbres.
Bajo esos criterios se estableció que la canasta saludable se integre con 100 g de harinas, panificados, galletitas, hortalizas feculentas, arroz y pastas y unos 90 g entre granos, legumbres y cereales integrales.
Las especificaciones de los alimentos que conforman cada grupo o subcategoría de la CSA -y cuyos precios se promedian en la etapa de valoración de la CSA- son las siguientes:
Hortalizas no feculentas y frutas: al menos 5 variedades de productos en cada grupo, preferentemente según disponibilidad estacional.
Leche, yogur y quesos: leche fresca en diferentes variedades comerciales y preferentemente no entera; yogures, al menos tres variedades comerciales, preferentemente con origen en leches no enteras y sin cantidades elevadas de hidratos de carbono; quesos en al menos cinco variedades entre firmes y untables, pasta blanda, semi dura y dura y queso rallado, preferentemente en sus versiones con grasas reducidas.
Granos, cereales integrales y legumbres: al menos 5 variedades entre arroz o pastas integrales, lentejas, arvejas secas, porotos, garbanzos, avena arrollada y granos. En este grupo se consideran también las pastas secas 100% sémola.
Carnes: cortes preferentemente magros de origen vacuno, porcino, pollo y pescados; pueden incorporarse, en una ponderación menor carnes de otros orígenes.
Aceites: al menos dos variedades entre girasol, maíz o mezcla y alternancia con oliva, soja o alto oleico.
Panificados, harinas, arroz común, pastas (secas de harina, frescas simples y rellenas), hortalizas feculentas, galletitas saladas: variedades comerciales de todos los alimentos que componen el grupo.
Alimentos opcionales: variedades comerciales de aderezos, galletitas y panificados dulces, bebidas, azúcar, dulces y golosinas, postres lácteos, fiambres y embutidos; grasas animales. Aún, cuando no forma parte del concepto de alimento opcional (calidad mínima), en este grupo también se promedia el precio de las aguas comerciales envasadas.
La determinación del precio de la canasta saludable se realiza por registro en comercios de Ciudad de Buenos Aires y municipios aledaños, calculando para cada ítem (producto) el promedio de al menos tres opciones de precio por unidad de peso o volumen.
Los precios registrados se traducen a las cantidades correspondientes a cada grupo o subcategoría y se calcula un promedio simple o, en los casos que así se especifica, un promedio ponderado según la preferencia indicada (el concepto “preferentemente” se traduce en una ponderación de 66%).
La sumatoria de los precios calculados en cada subcategoría conforma el valor de la canasta que corresponde a la unidad calórica de referencia: 2000 kcal. Ese valor puede traducirse a otros equivalentes a la conformación de diferentes hogares.
El cuarto aspecto u objetivo específico que este estudio abordó fue la valoración comparada de las dimensiones económica (precios) y de calidad nutricional de alimentos, ponderando de esa manera el grado de “conveniencia” entre alimentos de una misma subcategoría y a la vez entre diferentes subcategorías que potencialmente pueden ser sustituibles entre sí. El análisis comparado o relación calidad nutricional/precio (IDN/precio) se realiza por medio de una matriz que ubica a los alimentos (o subcategorías) en distintos rangos de IDN y a la vez en otros diferentes rangos de precio ($/100 kcal). Los rangos de IDN seleccionados son tres: menor a 10; 11 a 20 y más de 20. Los rangos de precio quedan definidos por los valores correspondientes a los percentiles 30 y 70 de la distribución de precios/100 kcal de todos los alimentos relevados.
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